Hoy me quedo en tu traslucida agua clara y calma, descubriendo seres inertes, pero seres, seres de color y mineral, seres rodados, que, por pequeños parecen niños, pero por rodados quizas ancianos son ya. Tesoros que nos dejas a orillas del mar.
Nos invitas a mirar, lo que un dia fue grande, y hoy aúnque pequeño, en otra forma , aún lo sigue siendo.
A reconocer los siglos, las transformaciones, los reencuentros.
Son trocitos de tí, que nos dejas para poder ser acariciada, conocida, comprendida, amada, querida Madre, Madre Tierra.
Me quedo con ese pequeño reguero de agua que desemboca ya en tu vientre de mar. Agua dulce, clara, calma, que sacia y dibuja surcos en tu arena y tu sal
Porque si amo la belleza de tu grandiosidad y tu fuerza, amo igualmente, tanto!!, lo pequeño....
amo igualmente, tanto!!, lo pequeño....
lleno de vida, de agua de nube, de agua y sal
Feliz tiempo
En cada pequeña piedra rodada por el mar, en cada granito de arena, o nadando entre esa preciosa ola, sea en desierto, en selva o en el mar, cada pequeña cosa que nos regala la Madre Tierra esta impregnada de su Alma Universal.
ResponderEliminarGracias María por acordarte de lo pequeñito y llevarlo hasta nosotros.
Un beso